Buenos días. En razón de la advertencia sobre dengue emitida por la OPS,y dado que las lluvias y crecimiento de las poblaciones de mosquitos aumentan, nuestra Fundación Futuro Cierto solicita de sus colaboradores la donación de mosquiteros para las familias más pobres de Rancho la Guardia y Hondo Valle, de la provincia Elias Piña. Aprovechamos para recordarles a nuestros donantes del programa de alfabetización y educación, que deben hacer sus depósitos cubriendo el mes. Agradecemos de corazón a quienes ya lo hicieron.

Nadie en la República Dominicana puede sustraerse al impacto de los feminicidios. Todas las mañanas nos sirve la prensa una agresión o un cadáver de mujer para desayunar. Y todos los días se enseñorea en nuestra realidad como nación la ausencia de causas explicadas, comprensibles e inteligentemente digeribles, de hechos que de tanto ocurrir, ya van perfilándose e identificándose como parte de nuestra cultura. Pronto ya no será noticia la muerte de una mujer a manos de un hombre. Simplemente será “algo común” entre los dominicanos. Lo que ayer era fenoménico ya es hoy problemático; mañana será reiterativo y pasado mañana lógico. El feminicidio se acomodará en nuestro diario vivir, en nuestra cultura, en nuestra música folclórica y quizás hasta en nuestras bellas artes. Hay culturas en las que la mujer sólo tiene derecho a parir y a respirar detrás de un velo… y eso ya no es noticia. Cuando se ha preguntado por ahí sobre las causas de los feminicidios la respuesta ha sido más simplista que llover: “vivimos es una sociedad machista”… y ya. Nos parece que sería interesante trabajar en las causas por las que mueren tantas mujeres a manos de los hombres que las amaron, y en muchos casos (cada vez más), hombres que ya ni temen al peor castigo: la muerte. Se ajustician ellos mismos. Pudiéramos comenzar a analizar la ocurrencia de feminicidios por cualquiera de sus posibles causas; la vivienda, por ejemplo. Veamos algunas causas de feminicidios a partir de la vivienda. La falta de vivienda coloca a una pareja pobre que quiere compartir sus vidas en una situación de búsqueda insistente de un techo asequible para comprar o alquilar, pero quizás ninguno de los dos hace el esfuerzo suficiente, lo que trae la duda entrambos de si realmente se quieren, o si una de ellas está “haciendo perder el tiempo” a la otra. La situación puede agravarse si la mujer queda embarazada sin que ello haya estado en sus planes. Digamos que una pareja consigue alquilar una vivienda, pero la situación económica de ambos no les permite cumplir regularmente con las mensualidades, por lo que un miembro de la pareja decide dar marcha atrás y volverse a su casa, pero el otro miembro simplemente verá desamor, o que un miembro se ilusionó con otra persona y usa lo de la vivienda como excusa. Aquí también, un embarazo o la presencia de hijos, complica más la situación. Digamos que por las mismas razones, una mujer (o un hombre) carga con los hijos a su casa paterna, donde definitivamente comenzará una situación incómoda, y la persona que cargó con los hijos ve en su ex-pareja a alguien que “recuperó su libertad” y anda en una nueva vida de soltero o soltera. Aquí se presenta el agravante de que los hijos pueden sentirse también que son una carga, por lo que buscarán cómo resolver sus propios problemas económicos de la forma que sea. Se presentan entonces los siguientes casos entre los hijos: abandono de estudios, drogas, prostitución, delincuencia, suicidio, etc. Al buscar un (o una) culpable ambos en la pareja se culparán mutuamente. Traigamos otro caso. Una pareja con hijos, y habitando en casa alquilada, decide separarse. La discusión se presenta cuando ambos se exigen mutuamente el abandono del techo, pero la obligación de correr con el alquiler de la casa no se aclara. Las acusaciones de infidelidad aparecerán como por encanto del Diablo, y más si la mujer alega que ella resolverá por su lado lo del alquiler. El mismo caso anterior puede darse también sin que haya algún planteamiento de separación, pero sí el problema del pago del alquiler de la casa. Si una de las dos partes alega poder resolver lo de la vivienda con ayuda de una tercera persona es probable que la sospecha de infidelidad aparezca. En ambos casos, los hijos serán la parte menos tomada en cuenta. Los ejemplos de causas que llevan al feminicidio a partir del problema de la falta de vivienda propia pueden extenderse y ramificarse. En ese mismo sentido, los problemas que se les causa a los hijos e hijas por falta de vivienda propia no solo se extienden, sino que multiplican aún más sus ramificaciones. Sin embargo, hasta ahora, las causas de este mal, que aumenta con cada día que pasa y nadie sabe cuándo van a parar, se quedan sin explicaciones reales y de profundidad. Las únicas “razones” que se recogen en el ambiente de las muertas, de los barrios y de las oficinas de justicia, son el desamor, el “ella no quería volver”, y el “ellos discutían mucho”. En la Fundación Futuro Cierto, presidida por Fray José María Guerrero, creemos que tener una vivienda propia reduciría en su mayor parte los feminicidios. Creemos en eso y trabajamos en eso. Si nos ayudas a construir viviendas para los que no tienen estarás contribuyendo también a disminuir la muerte de mujeres a manos de hombres que una vez las amaron.

En su 60 aniversario, el Banco Popular Dominicano ha donado más de RD$60 millones a alrededor de 50 organizaciones de la sociedad civil. Estos aportes reflejan su compromiso con una banca más humana y el desarrollo sostenible de la sociedad dominicana. El presidente ejecutivo, Christopher Paniagua, destacó que durante seis décadas el banco ha apoyado iniciativas en salud, bienestar, medio ambiente, resiliencia ante desastres, cultura y educación. En los últimos cinco años, el Banco Popular ha destinado más de RD$2 mil millones a estas causas, reafirmando su compromiso con el bienestar y el desarrollo del país.